domingo, 23 de mayo de 2010

Zafiedad cruda



Bueno, hoy es domingo, son las 17:55 y lo único que me faltaba para poder conseguir casi toda la música del mundo mundial se acaba de hacer realidad. Estaba buceando por los blogs musicales que tengo en mis marcadores cuando en uno de ellos he leído que Spotify ya lo puedes conseguir de manera gratuita, que no te hace falta una invitación de alguien que tenga una suscripción. He tardado lo justo en instalarlo, en buscar un álbum raro y en probar un programa que tengo que te permite descargar canciones de ese tipo de programas para ver si toda la mandanga funcionaba bien. Y si señor, funciona a las mil maravillas. Ya no me he de preocupar si no encuentro tal o cual álbum por la red porque tengo el atractivo añadido del Spotify, que ya se que no es que sea la panacea, pero no me discutirán que como “radio personal” de la red es la caña. En fin, un aliciente más para no mover el culo de aquí. Noooooooooo, os lo habéis creído. Lo primero si es verdad, lo que no es verdad es que vaya a estar siempre encerrado aquí. Ya desempolvaré telarañas.

Una amiga Tinerfeña, loquita perdida por la escritura de Arturo Pérez Reverte, no lo sabe, pero me ha llevado a plantearme una promesa. Escribir la mitad de bien que él. Con eso ya me conformo. Estoy estudiando el estilo en prosa que utiliza en sus artículos publicados por el magazine del periódico El Mundo, que obviamente no voy a comprar, para eso lo publican por internet. Le gusta mucho utilizar un lenguaje pícaro, de calle, cercano a la edad de oro de nuestra narrativa. Asimismo es conocedor de un sinfín de sinónimos que utiliza sin parangón, no por su cara sienta su culo en un sillón de la real academia. No es que me las dé de culto, pero no es difícil emular su estilo. Sálvenme las apariencias que no me refiero ni por asomo a su estilo literario, pues se nota de calle que en él pone más empeño. Es lógico, por un artículo no cobra lo mismo que por un libro, ni dedica el mismo tiempo. Vamos, yo no lo haría. Eso se nota cuando lees un libro suyo de narrativa u otro de compilación de artículos. Donde va a parar.

En fin, los pajarillos están con su dulce trinar muy peripuestos ellos y hoy especialmente hace un calor de tres pares de cojones. Joder, que zafio soy, así voy a emular a quien yo me sé. Pero en definitiva, este es mi estilo, y de eso se trata, de encontrar un estilo. Una cosa es que quiera imitar el estilo de alguien concreto, pero siempre manteniendo el mío propio. Cuando uno lee artículos de opinión en la prensa o en cualquier revista, yo al menos, pienso qué fácil se ganan la vida. Sólo has de seguir una determinada noticia, mezclarla con algo mundano y sazonarlo con una opinión propia. Yo lo veo el oficio más sencillo del mundo. Las noticias ocurren por si solas, no tienes que inventártelas, lo mundano sólo has de prestar atención a lo que te rodea y la opinión todos tenemos una, como el culo. Que te decantas por una u otra inclinación ideológica, pues te contrata uno u otro sector de la prensa. Es sencillo. ¿Que necesitas saber escribir? Bueno, eso es como todo, nadie nace enseñado en nada. Todos nacemos igual de desnudos. La formación la vamos adquiriendo a medida que vamos creciendo. Que unos sirvan para una cosa y otros sirvan para otras influyen varios factores. Unos son los genes, otros el entorno, otros la formación y así se va sucediendo una cadena en la que el producto final es la persona. Las circunstancias hicieron que dejara los estudios cuando tenía 16 años, pero ello no ha sido motivo para seguir cultivándome de otras maneras. Supongo que cometeré errores garrafales gramaticalmente hablando, pero es que mi base no da para más. Tengo un libro de ortografía y otro de gramática de la editorial Larousse que compre hace un porretón de años a los que de vez en cuando les echo un vistazo por alguna duda, pero las mínimas. Hay palabras de las que soy consciente que no existen, como porretón, pero es mi estilo, como definí antes. El Word es cojonudo para avisarte de las faltas de ortografía, y el navegador Mozilla tiene en la parte superior derecha, aparte del buscador google, una infinidad de buscadores más. No tengo ni idea de cuántos les puedes agregar, pues yo tengo diez y aun le puedes agregar más. Bueno, a lo que iba, uno de esos buscadores es del diccionario de la real academia de la lengua. Palabra que tengo duda, palabra que consulto. Y no creais que me desanima las consultas, incluso un premio nobel como Gabriel García Márquez decía con otras palabras que lo más jodido de ser escritor era las faltas de ortografía.

Bueno, me enrollo, me enrollo y no paro. Quiero escribir un relato también. No tengo nada pensado, ya improvisaré. El mundo de la escritura se forja a base de improvisación, ¿no?

2 comentarios:

  1. Lo del Spotify no me acaba de convencer, como lleva poco tiempo abierto faltan muchas cosas, quizás dentro de cinco o diez años esté más completo... Perez Reverte no me gusta, y sobre escribir en la prensa opino igual que tú, pillan una noticia al vuelo, dejan su impronta personal y listos, y encima cobran, no te digo...

    Un abrazo

    Xim

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  2. Pues yo en Spotify he encontrado dos álbumes que no encontraba por la red ni a la de tres y ya me los he bajado. Pérez reverte tampoco es santo de mi devoción, utiliza demasiados recursos estilísticos y los columnistas, que te voy a decir. Los muy puñeteros afirman que los blogueros somos columnistas sin trabajo. Es lo malo de ellos, que se atreven a hacer juicios muy a menudo. Ahora que lo pienso, yo tambien lo hago, no si en el fondo a lo mejor tienen razón. Que vaaaaaaaa, aunque si a mi me pagan mis buenas perras por dar mi comentario sobre el panorama actual del pepinillo agrio en la provincia de León, lo hago muy a gusto. Abrazos cordobeses.

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